Décimo aniversario de la Fundación.Testimonio de Maribel. Voluntaria en Turkana.

Clinica móvil Kokuselei

Para celebrar el 10º aniversario de la Fundación hemos pedido testimonios de colaboradores, amigos, benefactores y voluntarios. Ellos son los que han hecho posible que seamos Gotas de Vida para muchas personas.

 

Hoy empezamos con Maribel, voluntaria de Bilbao que acaba de volver de Turkana, Kenia.

Ella expresa así su experiencia:


Cuando dices que vas a viajar a Kenia todo el mundo se imagina enormes sabanas salpicadas de animales salvajes, viajes en 4×4 para ver elefantes o leones. Pero lo que nadie se imagina es que en Kenia también hay lugares con escaso interés turístico y nula repercusión económica. Lugares donde la gente vive en condiciones absolutamente precarias, condiciones que no han cambiado durante siglos.


Y hacia allí me dirijo. Tras un largo viaje hasta Kokuselei, me reciben las misioneras de San Pablo Apóstol, para que pase un mes entre ellas.


Soy enfermera y entre otras labores me toca acompañar a los dos enfermeros locales que ya trabajan allí.


A diario se atiende en el dispensario y en los días marcados, en las clínicas móviles. Las distancias son enormes para recorrerlas a pie, aún así, siempre hay pacientes. A veces algunas personas necesitan quedarse varios días para poder recibir el tratamiento, esto convierte el dispensario en un centro abierto las 24 horas.


Llevo más de 30 años trabajando pero me siento como una novata. Todos los días aprendo algo nuevo y me maravilla la fortaleza de esta gente.


Las clínicas móviles nos acercan a la población más alejada y dan la oportunidad de controlar a todos los niños menores de 5 años. Se les pesa, vacuna y atiende si es necesario. También se controla a mujeres embarazadas.


Como veis , se realiza una gran labor. Además de vacunar, se dan aportes vitamínicos, leche o suplementos alimenticios a quien más lo necesita. Este programa es la única fuente de salud con la que cuenta la población turkana que vive cerca de Kokuselei.


Pasado un mes vuelvo a España, a mi trabajo en un centro de salud. Parece que nada ha cambiado, pero sí lo ha hecho mi manera de mirar la enfermedad, el dolor y de apreciar todo lo que nos rodea.”

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