Ayer tuvimos el honor de participar como ponentes en el Seminario “El rol de las mujeres en la gestión del Agua” organizado por la cátedra Unesco “Agua y Paz”, la UNED y la Universidad Rey Juan Carlos.
Lourdes Larruy, secretaria de la Fundación y misionera en Etiopía, intervino junto a otros ponentes de diferentes organizaciones y universidades.
Os dejamos aquí la ponencia de Lourdes:
Conseguir agua para la familia es responsabilidad de la mujer en Africa.
Es la actividad central de la vida doméstica: agua para beber, cocinar, para lavarse las manos antes de comer, los mínimos para poder seguir viviendo. Para ello, en muchas partes de Africa, incluso donde la lluvia puede ser abundante durante algunos meses, la tarea de aportar agua a la familia no es fácil: no sólo se trata de cantidad de agua, sino de la calidad de esa agua.
La Fundación Emalaikat, como acción prioritaria apoya proyectos de acceso al agua en Kenya, Etiopía, Malawi y Sudán del Sur. Cientos de pozos y presas que dan agua a miles de familias.
Soy misionera de la Iglesia Católica, miembro de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol y llevo 15 años viviendo en Muketuri, la capital de la provincia Wuchale, a 80 km de la capital del país, Addis Abeba.
Muketuri está a 2.670 metros de altura, situada en el altiplano etíope, es la planicie más alta de África, lo que le llevó a que la denominaran “el techo de África”.
En los poblados del altiplano etíope, las palabras de agradecimiento de las mujeres y hombres cuando se ha terminado un pozo a menudo son : “antes bebíamos agua juntos con los animales, ahora podemos acceder al agua como seres humanos”.
Para una mujer el cambio de caminar horas para recoger agua de un riachuelo, agua de color marrón turbio, poco a poco con una lata oxidada, y caminar de vuelta con un cántaro o bidón de 15-20 litros a la espalda a pasar a llenar su cántaro desde unos grifos comunitarios junto a un pozo, o desde la bomba manual del pozo no lejos de su casa, es una diferencia abismal.
Ellas son las que ahora pueden asegurar un agua limpia para beber. Se reducen así drásticamente las infecciones intestinales que tanto afectan al estado nutricional de niños y mayores.
El desgaste físico que supone conseguir agua para muchas mujeres en Etiopía empieza a revertirse con programas de acceso al agua. Suponiendo un beneficio obvio para ella y toda la familia.
Las niñas, que hasta ahora la acompañaban a buscar agua, ahora pueden ir a la escuela. Uno de los impactos más importantes de este cambio, de beneficios incalculables para la sociedad.
Además, esta mujer ahora tiene la posibilidad y el tiempo de plantearse actividades como la huerta familiar y la producción de leche de vaca. Incluso de vender los excedentes y tener efectivo para material escolar, objetos para la cocina, etc.
Verduras y leche mejoran sustancialmente la dieta de los miembros de la familia. Influyen de manera esencial en el crecimiento de los niños, muchos de ellos con graves problemas de estancamiento en el desarrollo. Tanto físico como en el aprendizaje intelectual por la escasez de proteínas y grasas en sus primeros años de vida.
Las mujeres en Etiopía son dignas corredoras de fondo, la meta: conseguir agua para la familia; si conseguir agua ya no es una lucha física, un cansancio inhumano, y el agua ya no es turbia sino transparente, entonces, estas mujeres llevan esta sociedad a un desarrollo saludable y con muchas potencialidades por llevar a cabo.
Que las niñas puedan ir a la escuela, porque ya no tienen que dedicar el día a conseguir agua, supone una de las claves más importantes en la mejora de la calidad de vida y crecimiento en una sociedad.
No es fácil, es verdad: en el caso de Etiopía, gran parte de la población vive diseminada en las montañas y el campo; quizás no sea posible instalar una red de agua en muchos lugares. Pero, apoyar técnica y económicamente para que las familias pueden tener pozos artesianos, para compartir entre algunas familias cercanas, esto, en zonas donde llueve de forma regular año tras año, es más que posible;
Con 1000 USD 4 familias pueden tener un pozo con bomba manual; es decir un coste de 250 USD para que una familia pueda tener acceso al agua.
Y en los lugares donde el agua está más profunda, perforar un pozo para 80 familias, viene a costar los mismo:
Por 250 USD una familia tiene asegurada el agua cerca de su casa para siempre, con muy poco gasto de mantenimiento.
Y, en los lugares más difíciles todavía, donde no llueve y no ha agua subterránea, construir una presa de recogida de agua de la lluvia es posible, y con el mismo coste por familia.
Mientras las mujeres estén sometidas a la dictadura de conseguir agua, tendremos sociedades mermadas. Personas corredoras de fondo, pero que finalmente no consiguen un desarrollo total de sus potencialidades por la falta de un elemento vital: el agua.
Promover la creación y el desarrollo de recursos acuíferos sostenibles, especialmente en zonas áridas y semiáridas del planeta.
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