Semana de Acción Mundial por la Educación.

Estamos inmersos en días de confinamiento donde los niños y niñas son los grandes afectados, les quitaron todo y a su vez se lo exigieron. Fin a los días de colegio, tampoco podéis salir de casa, ni mucho menos aburriros, ni perder conocimientos ni contenido. Los colegios, y con ellos todo el personal educativo, rápidamente se pusieron manos a la obra para dar a sus alumnado todo lo que estaba en su mano para que esto no sucediera. Y lo consiguieron. Pero, ¿qué pasa con todos aquellos que no tienen las facilidades de acceso? ¿y con los niños y niñas qué ni si quieran tienen oportunidad de conocer la escuela ni acceder a la educación?

Actualmente hay 263 millones de niños, niñas, jóvenes y adolescentes de todo el mundo que siguen sin escolarizar, la mayoría de ellos en África. De ellos, 61 millones están en edad de cursar la enseñanza primaria, 60 millones en edad de cursar el primer ciclo de secundaria y 142 millones de jóvenes en edad de cursar el segundo ciclo de enseñanza secundaria.


Según la UNESCO, la educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva.

Sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.


Estos días se lleva a cabo la Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME) que hoy recobra su sentido, aún más, porque estamos educando en valores fuertemente, cada vez más olvidados. El respeto, la tolerancia, solidaridad y empatía son algunos de ellos. Docentes, padres y madres se ponen en el lugar del otro y se consolida la relación haciendo crecer los valores de los más importantes: los educandos.

 


Una vez más, damos las gracias a la labor de las misioneras y misioneros de la MCSPA en Etiopía, Kenia, Malawi, Sudan del Sur. Gracias a los proyectos desarrollados por esta comunidad, muchos menores y madres acuden a escuelas o centros nutricionales donde, a parte de aprender, desayunan y comen.

 

En Etiopia en concreto, son 1288 las personas atendidas que, se distribuyen en cinco centros materno-infantiles, dos centros nutricionales, y cuatro comedores para menores y mujeres embarazadas.

 

En los centros nutricionales, entre comida y comida, se aprovecha para enseñar, cantar y para que los/las más peques se diviertan aprendiendo.

 

Gracias a todas las personas que han confiado en este proyecto, y a la MCSPA, muchos niños y niñas tienen acceso a este derecho, base para una sociedad justa, igualitaria y autosuficiente. 


Nieves María Padín
Voluntaria y maestra.

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