UN ENCUENTRO QUE ABRE LA MIRADA

¿Crees que podrías escribir algo para las redes de Emalaikat? Me preguntaron unos días después de haber aterrizado en España.

 

La realidad es que me parecía un reto difícil pero al mismo tiempo de una importancia infinita. Vivir las cosas sin analizarlas, es perder la esencia de las experiencias, es perder la oportunidad de seguir aprendiendo de lo vivido, de los demás y de uno mismo.

 

Si tuviera que definir mi experiencia en Muketuri con MCSPA elegiría lo que yo llamo “la triple A”; APERTURA, APRENDIZAJE y AGRADECIMIENTO.

 

Desde el primer día fui partícipe y consciente de lo que significa la palabra APERTURA. Empezando por las misioneras, recibiéndonos en Adís Abeba con las manos abiertas y dispuestas a guiarnos por un camino lleno de vida para todas las voluntarias. Su forma de acogernos era el ejemplo vivo de lo que me sentía llamada a hacer en Muke. Una apertura desmedida que permitía el encuentro con todo el que se cruzara con nosotros. Un encuentro que enriquecía a ambas partes. Esa mirada abierta de los locales (niños, madres, trabajadores…), dispuestos a todo a cambio de nada, hizo que disfrutara al máximo de cada detalle del día a día. Esa apertura permitía aprender a convivir con las dificultades de lo distinto, de una nueva cultura y de una forma diferente de ver la vida y las relaciones humanas. De la gente se aprende todo el rato y se comprende la importancia de acoger y dejarse acoger, de dar sin esperar nada a cambio y de reconocer los propios fallos para mejorar los lazos creados.

 

 

     

Celebración de apertura del comedor del poblado de Gore Ketema

 

Me llevo una mochila llena de APRENDIZAJES que me han permitido valorar mucho más lo que tengo. He aprendido a disfrutar de la sencillez y a desprenderme de la cultura del tener y retener cuanto se pueda. Ha sido una oportunidad para conocer y reconocer rasgos culturales, de otros y propios, de abrir la mente a cosas que se salen de la burbuja en la que vivimos, de disipar las fronteras que de alguna forma nosotros mismos nos ponemos. Ha sido una oportunidad para aprender a vivir y convivir, a crecer y enriquecerse, a dar y recibir, a echar de menos y a abrazar lo nuevo… Ha sido una oportunidad para abrir los ojos a un mundo distinto y a querer pertenecer a una sociedad con mirada limpia y esperanzadora, sin prejuicios ni barreras. En definitiva he aprendido a valorar lo que, por el simple hecho de haber nacido en un lugar y en una familia, se me ha regalado.

 

 

     

Visita al poblado de Gimbichu

 

Soy muy consciente de que el sufrimiento hoy en día está mucho más cerca de lo que creemos, pero en Muke he aprendido a mirar más allá del sufrimiento tangible, más allá de lo físico y mucho más en lo profundo. He aprendido a buscar formas para transformar ese dolor que de alguna forma se contagia, en una oportunidad de crecimiento empático y mutuo, sin pena, con optimismo e ilusión.

 

 

       

Programa de desnutridos y colaboración en labores sanitarias

 

 

Y por último el AGRADECIMIENTO. Repasando y reviviendo mis días allí, las palabras de agradecimiento se quedan cortas. Ser voluntaria ha sido una oportunidad increíble para acompañar el camino de personas que vivían lo mismo que yo, de llenarme de lo bueno de cada una y de impulsarme a ser mejor. Visitar los poblados ha hecho que reconozca formas de supervivencia inimaginables. El cariño injustificado de los locales y estar con niños con necesidades especiales me ha recordado el amor de una madre, lo fácil que es encontrar a Dios en los demás y reconocer bondades infinitas. Vivir con las misioneras me ha impresionado y emocionado. Me ha permitido reafirmar mi fe y disfrutar de la perseverancia y generosidad que desprenden.

 

 

     

Con niños y madres del aula especial

 

Me siento tremendamente afortunada y sé que de alguna forma está experiencia formará parte de mi vida.

 

Ojalá nunca dejemos de sorprendernos con las realidades en riesgo de exclusión, ojalá no normalicemos el desconsuelo, ojalá sigamos conmoviéndonos con el otro, ojalá sepamos ser y hacer felices a los demás, ojalá vivamos siempre con “la triple A”; ABRIÉNDONOS, APRENDIENDO y AGRADECIENDO.

 

 

     

 

Ana Méndez Egea

Equipo de voluntarias y scouts Julio 2024

 

 

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